Post-it [#51]: The Big Picture


– ¿Qué pasa?

-La vida real.

En esa obra maestra llamada Studio 60

«No lo sé«, dijo la Dra B.

Miranda Bailey -que normalmente lo sabe todo- no tenía respuesta para el ¿quién entra a una clase con un arma automática?, que le lanza un asustado Chuck, que luego ella  llamará Charles, pero también podría haber dicho Reed, o algunos de los nombres de los médicos anónimos que Mr. Clark derrumbó a su fatídico paso hace seis meses. El día en que las dos mujeres más racionales del SGH perdieron su religión.

Pocas veces una duda hizo tan grande un capítulo.

La respuesta se daría varios minutos después. Antes a nuestras mentes llegarían las razones que tiempo atrás  nos dieron los noticiarios de la vida real:  específicamente, la masacre de Virgina Tech,que terminó con una vigilia por las víctimas similar a la que muestran.  En EE.UU. -donde las armas se venden con la misma facilidad que un pack de cervezas- saben bastante de shooters y víctimas inocentes, lo que hace al 7.11 mucho más demoledor. Especialmente, cuando habla de un destructor con D de demonio, que más tarde se convierte en D de desesperación, para terminar definido por brutal D de dolor de madre.

Pocas veces una indefinición caló tan hondo.

Es que a la buena de Krista Vernoff le bastó repetir «Por favor, Dios» y un cruce de manos entre un Chief y un Sargento para convertir lo que ya era una joya de capítulo en algo sencillamente estremecedor. En una entrega que funciona bien en tantos niveles que casi creo que Shonda debería apagar la luz y cerrar los sets con llave hasta la octava temporada. El listón está tan alto que asombra. Que hace acordarse de esa vez que miraste al cielo con signo de interrogación.

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Recordar ese terremoto que  te hizo advertir que no tiene lógica creer en un Creador que te cuida, pero desampara al resto. El día que no quisiste creer en un ser un todopoderoso que deja que niños mueran atrapados en un edificio mal construido. Que elige a quién ahogar y a quién dar un respiro.

El día en que elegiste creer en los héroes anónimos, en las capacidades humanas.

Sí, Disarm –ambicioso como pocas veces GA se atreve a ser- hace pensar en la vez que lloraste viendo el telediario y rogaste que fuese una ficción. Cuando te reíste con una película esperando que aportará magia a tu realidad. O cuando tu santuario se derrumbó.

Es que los creadores con c minúscula y corazón grande –esos en los que sí deposito mi fe– saben lo que es sentirse (des)armado. Es más, manejan muy bien la idea de que lo verdaderamente terrorífico de un terremoto físico o emocional es lo que viene después:  la réplica.  Ese temblor posterior que llega cuando nadie lo espera y que puede  durar días, meses, años. Y que incluso cuando cesa, sigues sintiéndolo dentro de ti.

Disarm -muy ligado a los temas de «A la deriva y en paz»– corona a la perfección diez episodios sobre las réplicas que dejó «La muerte y todos sus amigos». Diez escenarios en que los personajes buscaron a su autor para preguntarle ¿Por qué yo sigo aquí? Diez horas para encontrar una tierra firme en la cual empezar la reconstrucción.

“No se escriben novelas para contar la vida sino para transformarla”
Mario Vargas Llosa

«Estoy diciendo que me casaría contigo», dijo la Dra. A.

Teddy Altman -a la que suelen llamar cardiogodness-  la inutilidad del sistema médico la exasperó. «Soy médico. Tomé juramento y no puedo abandonarte  ahora, más de lo que podría abandonarte sangrando en la calle», continuó diciéndole a Henry, un muchacho tan esperanzado como sorprendido.

Y la escena que en un principio nos trajo de vuelta el odioso fantasma de Denny, terminó siendo una declaración de principios de una soldado de la medicina cuya arma es el instinto. Su famoso «Pig or Cow» le salvó la vida a Shepherd en la finale y en el 7.11 la misma idea del juramento médico que tiene Teddy  hizo que Cristina volviera operar.

Sí, porque una de las secuencias más emocionantes del capítulo termina con un «¿Sabes? Lo fue (fácil)» de parte de Yang como un reconocimiento a la maestra que le enseñó que ser doctor es primero una vocación.  Cristina se subió a la ambulancia porque «si hay una vida para ser salvada,  la salvamos sin importar…»

Es así como muy confabulada con la impecable dirección de Debbie Allen, la capa más fina del 7.11 echa a la pelea Dioses, demonios internos y médicos/dioses que sanan. Y en un silencioso juego de miradas entre Yang-Altman-Avery se dan el gusto de desarmar el prejuicio del televidente y relativizar quién es víctima y quién victimario.

Son las cosas de trabajar con la mano en el corazón.

Todo lo que yo sabía era una mentira», dijo la Sra X.

Y creo que desde que terminó la 3T de In Treatment, que un cara a cara tan sencillo no me hacía pensar en algo tan complejo como el abismo. En esa caída libre sin fondo. En ese callejón sin salida que está ahí, a la vuelta de la esquina. A través de esa carta de suicidio que no se muestra, Vernoff se está dando un pequeño pero importante lujo televisivo: instalar en hogares– que por target  o interés no se dan el tiempo ni la chance de conocer el trabajo de  cineastas como Darren Aronofsky, Todd Haynes, Lucrecia Martel, Gus Van Sant –sólo por nombrar cuatro artistas expertos en los verdaderos demonios del ser humano–  la idea de que los angelitos y diablos están dentro de cada uno. Que la línea divisoria entre lo correcto e incorrecto se vuelve transparente. Que la culpabilidad es relativa. Que a veces se ama sólo para recibir, y que a otras, el corazón es nada más que un órgano.

Si, porque aunque yo creo que, historias como las de Jesse deberían mostrarse en las Escuelas, así como algunos episodios escritos por Aaron Sorkin en la Plaza pública de nuestras ciudades…  eso no sucede. Y es importante que Shondaland aproveche su transversalidad, se atreva a ser sutil y profundo a la vez. Esperanzador y triste. Idealista y real. Como Arizona y Stark en un mismo quirófano.

«…Los artistas sienten su dolor, y lo llevan al extremo para hacer que pare. Medidas extremas, es ahí donde la ciencia termina y el arte comienza.

-«… Somos dos», recalca la Dra T.

Callie Torres – ahora convencida de que es amazing– no cede. Cree que Arizona, su ex novia de sangre territorial, cada vez que dimensiona un hecho la resta de la ecuación y no la considera en el resultado final. Su escena -cargada de la luminosidad habitual de J.Capshaw y una considerable mejora en los textos de Callie (por fin)- es la guinda de un pastel que no admite egocentrismo ni parcialidad en ningún sentido.

Coral hasta la médula, Disarm es el  capítulo que invita a darse cuenta lo importante que resulta ver la imagen completa: en él no hay madre sin hijo, paciente sin esposa, culpabilidad sin mezclarse con inocencia. Vocación sin oportunismo. Luz sin oscuridad. Bien sin mal. Ida sin abandono.

El 7,11 pone a todos a reír y  llorar en otro clásico instantáneo de Krista, quien vuelve ironizar con la sensiblería que algunos atribuyen a Grey´s y se manda un episodio sensible, a secas. En el que parece empeñada en demostrarnos que a los dos lados de la pantalla toda renuncia vendrá con un baile en la oficina posterior. El rol de Stark -graciosísimo a un rincón de la escena – nos quiere decir que quien  no ve más allá de sí mismo, está solo.

Pocas veces un capítulo que no prejuzga a nadie, fue tan espiritual.

I» love you», susurró la Dra G.

…mientras Mark evitaba que una niña quedará con una cicatriz horrible. Y lo que podría parecer un remate menor, es la señal inequívoca del tema central de  lo que va de S7: quien sabe de heridas tiene la obligación de utilizar su don y ayudar a sanar a los demás.

Si, porque el guión en su capa más valiente intenta homenajear a  Meredith, y con ella, a todos los que durante el terremoto afirman pilares en silencio. Dispuestos a pagar el precio que tiene ser héroe.  A hacer arte con su bisturí.

Para  que así  los televidentes no perdamos la esperanza de algún día terminar de ver un noticiario y decir: amo este lugar…

Sí. Pocas veces una luz en la mano de alguien hizo tan grande una serie.

 

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9 comentarios

  1. mariló

     /  12 enero, 2011

    Celine, me has dejado con un nudo enorme en la garganta!, la exposición que has hecho ha sido un ARMEGEDON de sentimientos increible. IMPECABLE e INSUPERABLE. Es un placer leer tus notas.
    Gracias, mil gracias por tus palabras.

  2. aironne

     /  12 enero, 2011

    Me has dejado anonadada Celine , muy grande el capítulo y muy grande el post! felicidades de nuevo 🙂

  3. mauib

     /  12 enero, 2011

    Wow no se cual sea tu mision en esta vida pero el escribir deberia serlo ha estado genial, eres grande y por otro lado como en los guiones con un par de frases denuancian muchas cosas como cuando Gary Clark en la final repite yo no sabia que en el super se podia comprar armas o Katie Kent (PP) usted sabia que el internet se puede comprar medicamentos (controlados) e instrumental mèdico. Y la imagen de la madre del tirador me hizo recordar como ella se sentia tan sorprendida, preocupada y amorososa por su hijo. Gracias

  4. Trinity

     /  13 enero, 2011

    Gran Post, para un gran episodio!
    Yo lo he visto 3 veces, y me sigo quedándo con el alma expuesta, con el corazón encogido y con los sentimientos a flor de piel. Ver que no soy la´única, reconforta, pero sobre todo, te hace tener esperanza en el ser humano.
    I love this 7t, is the best!

  5. Yelus

     /  13 enero, 2011

    La verdad es que no puedo pedir mas de ti celine me satisfacen esas grandes palabras muy ciertas, cada vez que leo un post-it me hace querer reflexionar mis vivencias, mis pensamientos, me haces pensar y eso admiro y respetyo de las personas asi como tu, claro tambien gracias a los directores, escritores que lo plasman en la pantalla.

    muy emotivo tu post-it 🙂

  6. Celine

     /  13 enero, 2011

    Muchas gracias a todos por sus comentarios, estrellas y lecturas

  7. mariló

     /  17 enero, 2011

    Celine, sigue escribiendo, no nos hagas esperar eternamente por tus comentarios….

  1. Post-it [#63]:The L Word (Looking) « SGH / Anatomía de Grey & Private Practice en español
  2. Post-it [#70]:Si mañana nunca llega « Seattle Grace Hospital

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