Su trabajo como la doctora Miranda Bailey en Anatomía de Grey, la jefa de residentes más dura con la que jamás ha tenido que lidiar un interno de cirugía, ha estado a punto de conseguirle un Emmy. Cara a cara es difícil imaginar que esta mujer risueña, incapaz de decir dos palabras seguidas sin dejar escapar una carcajada contagiosa, le pueda dar miedo a alguien.
«Bailey iba a ser blanca y rubia«
Que a tu personaje la llamen la Nazi dice mucho de ella…
Sí. Asusta, ¿verdad? Lo curioso es que, cuando empezaron el casting, era la única de las doctoras para la que tenían una descripción clara: buscaban a una mujer rubia, blanca y bajita. Estaba tan segura de que no me iban a dar el papel que me pareció que podía intentar cualquier cosa, así que puse el peso en su carácter, en su comportamiento, en cómo se relaciona con los internos. Porque no es que Bailey sea una estirada, es que es una perfeccionista; es muy eficiente y quiere que los cirujanos que tiene a su cargo lleguen a ser los mejores en lo suyo. No pierde el tiempo dándoles palmaditas en la espalda ni cogiéndoles de la mano.
¿Queda algo de ella en tu vida real?
Nada en absoluto. Me encantaría poder llevarme conmigo a la doctora Bailey cuando termino de rodar. Estaría bien en ciertos momentos, como cuando estás en la gasolinera o en correos y alguien se te cuela. Sin embargo, la realidad es que ésa no soy yo; ella vive en el plató y fuera de ahí no la reconozco. Pero sí tenéis algo en común.
Las dos estabais embarazadas en la segunda temporada.
Sí, de mi tercer hijo. De hecho, ese imprevisto le vino muy bien a la trama, porque Shonda Rhimes, la creadora de la serie, quería profundizar en la vida de los personajes en la segunda temporada. La primera se había centrado en los problemas de los internos y ahora quería mostrar qué había detrás de los otros médicos. El hecho de que yo fuera a tener un hijo permitía colocar en el mapa a un marido y a una familia. Lo cierto es que no podía ser más oportuno.
¿Y el nacimiento de tu hijo se pareció en algo al que hemos visto en la serie?
No, gracias a Dios. Nada de dramas ni grandes tragedias, fue una cosa bastante relajada y normalita. Para el primero estuve dilatando durante horas, pero luego el parto en sí no duró ni 15 minutos. Los otros dos los tuve por cesárea, y es una experiencia bastante surrealista porque tienes la sensación de que para que te hagan algo así no tendrías que estar despierta, deberían anestesiarte del todo.
¿Qué tal han sido tus experiencias con médicos y hospitales?
Sólo he ido al hospital a dar a luz a mis hijos. Pero, para preparar la serie, nos permitieron asistir a varias sesiones reales de cirugía. Presencié una operación a corazón abierto que le hicieron a una niña de cinco meses. Yo pensaba que me iba a desmayar en cuanto entrara en el quirófano, con la sangre y todo eso. Pero resultó de lo más aséptico. La persona desaparece bajo las telas, los cables y los tubos y sólo queda lo que hay que arreglar. Bastante impersonal pero fascinante a la vez.
¿Cómo afrontas el éxito de la serie y las nominaciones a premios como el Emmy de este año?
Me siento muy afortunada. Para mí, lograr el éxito fue hace 15 años, cuando hice mi primera obra de teatro en Nueva York. Entonces conseguí lo que quería, ser actriz, y ése fue el verdadero éxito. A partir de ahí, todo lo demás ha sido un extra. Y sí, es una sensación extraña estar sentada en una mesa con gente de la talla de Sidney Poitier y que, de repente, todo el mundo considere que estás al mismo nivel mientras yo me pregunto: ‘¿Cómo puedo estar siquiera compartiendo su misma mesa?’.
Pero conseguiste que los responsables de casting de Anatomía de Grey se olvidaran de la rubia bajita.
No tengo ni la más ligera idea de cómo logre eso. Tenía que dar vida a esas palabras que había escritas ante mí y eso hice.
XL Semanal TV
Mirna
/ 20 diciembre, 2008Es mi favorita!! la personalidad de Miranda Bailey es quizas la más admirable d todas las de la seriee!
Muchas felicidades Chandra, por poder interpretar a la perfeccion a tan complicado personaje!!