Los huesos se rompen, los órganos estallan, la carne se desgarra. Podemos coser la carne, reparar el daño, calmar el dolor. Pero cuando la vida se desmorona… Cuando nosotros nos desmoronamos… no hay ciencia, ni reglas exactas. Tan sólo tenemos que dejarnos sentir así. Y para un cirujano, no hay nada peor ni mejor que eso.
Krista Vernoff en 5.03.
Puesto 3.Here Comes the Flood (S5E03).
Si me preguntaran qué espero de las temporadas finales de GA (ocho, nueve, doce, el número que sean) y cómo concibo la supuesta adultez de los personajes, respondería mostrando algunas secuencias de Here Comes the Flood, un capítulo coral, sin estridencias y mucha emotividad. 46 minutos que reflejan lo que la guionista Krista Vernoff entiende por alcanzar la madurez dentro de un mundo injusto: «Anteponer la felicidad a todo lo horrible no es la meta. Sentir lo horrible y saber que no te vas a morir por esos sentimientos. Esa es la meta». Así se lo dice la Dra Wyatt a Meredith en uno de los grandes minutos finales que ha tenido el show, porque, entre muchas otras cosas, el 5.03 es el mejor episodio que se ha escrito sobre su protagonista, acerca de la real anatomía de Grey.
Todo parte con algo de metaficción; Shonda Land intenta recuperarse de los errores de la S4 y el chief cambia las reglas esperando que el SGH vuelva a ser lo que fue. «Enseñen con entusiasmo. Aprendan con entusiasmo. Somos cirujanos. Extirpamos lo maligno. Empecemos por casa», declara, obligando a los médicos intercambiar pacientes y a los personajes sacudirse el estereotipo que los define: Mer le arrebata el paciente a Izzie y atiende a una adorable chica con cáncer terminal. Alex se refleja en un tipo cargado de mala suerte, mientras Cristina debe lidiar con la escala del dolor propia y ajena. «Vive la vida con un dolor grado ocho y él no lo entiende», le señala Yang a la Dra Wyatt a propósito de Meredith -yéndose a vivir con Derek y haciéndola redefinir su concepto de felicidad- en una trama que tiene a los cinco amigos alejándose hasta darse cuenta que no pueden estar más unidos; que son familia.
Here Comes the Flood enfrenta a los roles a un espejo en el cual mirarse y darse cuenta de lo que les falta pero también de lo que tienen: un don inmenso que les permite combatir el daño. «Esa es la belleza de la cirugía general: ves lo malo que rodea lo bueno, lo sacas y queda sólo lo que está bien. Eres sólo tú y tu bisturí, uno a uno, mano a mano, le enseña Bailey a Mer en una escena reveladora a la luz de las decisiones tomadas por ella en la S8.
Así, con un trío de pacientes de lujo y una sana dosis de autocrítica, temas como la capacidad de sobrellevar y expresar el dolor, la soledad, la ley de las probabilidades, las oportunidades perdidas (el poder adaptarse a las nuevas), la suerte, y el «maldito techo cayéndose» recorren el capítulo al igual que el agua, gota a gota hasta empaparnos.
Here Comes the Flood es un gran guión acerca de cómo asumimos aquello que nos toca vivir; es una joya para descubrir en cada visionado. Es el corazón creativo de Krista puesto en página.
Puesto 2. Grandma Got Run Over By a Reindeer (S2E12)
Qué decir de este regalo de Krista que podemos ver cada Navidad para quedar con el corazón un poco más inflado. La espiritualidad versus la ciencia. La ilusión versus la realidad. El perdón y la culpa se dan cita en un episodio perfectamente dirigido por una de las mentes creadoras de la serie, Peter Horton, quien se empeña durante las tres primeras temporadas en darle una cuota necesaria de realismo, de amplitud de criterio, de sencilla profundidad. Cuánto se le extraña hoy.
Qué decir de una entrega sobre otro de los tópicos fundacionales de GA: : « La familia en la que naces solo es un punto de partida. Te alimentan, te visten y cuidan de ti, hasta que estás listo para adentrarte en el mundo y encontrar tu propia tribu».
Sí, porque el 2.12 trata de una madre que le pide a Dios un corazón para su hijo que no cree en él , de familias ruidosas que provocan úlceras y de niños esperanzados en que un médico tenga, sobre su padre ,el mismo poder que Dios. Pero también es un capítulo en el cual los internos muestran las creencias y escepticismos con los cuales han decidido ingresar en el SGH como metáfora de un mundo amenazante en el cual sólo se tienen unos a los otros.
En otras palabras, es un dosis de pura esencia greysiana. De antología es la escena en que Izzie interpreta a un granjero enfermo para ayudar a estudiar a Alex o la relación entre Cristina y el niño que espera un trasplante: «No creo en Papá Noel ni en Dios, pero creo en la medicina y que estés vivo es un milagro. Creo que deberías decidirte a vivir. Vive para convertirte en doctor y transplantar corazones sin que alguien tenga que morir (…) porque en tu caso morir no es la mejor venganza, pues Grandma Got Run Over By a Reindeer es uno de los grandes episodios sobre la verdadera naturaleza de Yang.
Qué decir de un episodio que se las ingenia para ser romántico sin ser empalagoso, emotivo sin ser formulista, cuando Burke agota todos los recursos intentando entender a Yang o cuando Derek debe reconocerle a Addison que lo suyo con Mer no fue una aventura. Muy al estilo Vernoff, Grandma Got Run Over By a Reindeer se preocupa de mostrar causa-consecuencia, parte y contraparte; se mueve en un terreno gris en el que no caben los absolutos y, por ende, siempre se le deja mucho espacio a la duda, a las probabilidades de cambio, lo que da a sus personajes mucha humanidad.
¿Qué decir? En realidad no hay mucho más que decir, puedes verlo hoy, mañana o en tres años más; advertir el cariño con que está rodado y confirmar su vigencia. Créanme, ese es el mejor halago.
Puesto 1. Six Days (S3E10-11)
No estoy segura si al momento de dirigir este episodio Greg Yaitanes ya era Greg Yaitanes, el talentosísimo hombre detrás de los mejores episodios de House M.D, la mirada en handycam que nos pega frente a la pantalla con efectos mejores que los del Vicodin. Droga dura, la mano de Yaitanes que suele abrir y/o cerrar las compuertas de House, llegó a las dependencias del SGH a darle un punto de vista a los seis días más personales salidos de la pluma Vernoff, sin embargo, este confeso homenaje a su padre, es mucho más que eso; es televisión masiva de calidad.
Decir que aporta los planos adecuados es quedarse corto, porque lo que él hace es aplicarle 3D emocional a una serie que se acomoda más de lo que debiera en los dividendos que le deja la superficie. Sí, porque no siempre se necesitan anteojos mugrientos y miles de dólares para obtener profundidad de campo; basta con una espléndida dirección de actores y un guión con corazón. Bastaron Seís Días para conocer a fondo las reales dimensiones de Cristina, Meredith, George, Izzie, Bailey, Addison y Alex en un episodio en que los médicos se sacan las batas para ser individuos marcados por el pasado, desafiados por el presente, y asustados por el futuro; es decir en el que dejan de ser estereotipos y pasan a ser personajes.
Nada más y nada menos.
El 3.10-11 va sobre muchas cosas, pero lo recorre aún más ese término apabullante y relativo llamado «calidad de vida» y se lanza a discutirlo mediante tres casos médicos inmejorables; el cáncer del papá de George, la chica con la enfermedad a la columna que atiende-ayuda Izzie y la sobrina-bebé de Grey que llega a reflotar el fantasma del aborto de ese papelazo que era la Dra Montgomery. El señor O´Malley quiere morir o matar a su enfermedad, Heather quiere una vida o nada, mientras Burke y Cristina juegan a probar quién tiene el poder, en dos horas de fichas, depósitos, apuestas y el doloroso convencimiento de que nada hará recuperar la inversión.
Dos horas en que Grey´s se muestra como esa serie de crecimiento que palpita bajo los vestidos rosados de Rhimes, y lo hace recuperando la figura paterna de cada uno de los personajes. Hablo de Mer enfrentando a su «ex padre» convertido en hombre de familia presente y afectuoso, del padre de George reconociendo la fragilidad de su hijo no apta para este mundo, pero también de Bailey en su faceta más lograda: convertirse en el puntal moral/emocional de sus internos, específicamente de Stevens en esta tercera temporada y la quinta. «Soy las dos cosas«, le dice la rubia cansada de que la obliguen a elegir entre cirugía y persona, y cada vez que veo esa escena, con Miranda asintiendo, me molesta que no nos hayan permitido ser testigos de dicha combinación.
Como es lógico, el 3.10-11 se da el tiempo para tramar sobre el abandono y la marca que deja la ausencia paterna; pues en ese ítem está Cristina recibiendo a George en su club, sumada a un inesperado y sensible arco que tiene a Addie recordando su aborto y a Mark preguntándose cuán buen padre pudo ser. Al centrarse en un bebé enfermo, la doctora, además inicia el vínculo de Alex con Pediatría entendido como un continuo espejo de aquel niño que sobrevivió a condiciones adversas que nunca escogió. Es en ese terreno, el de las decisiones que condicionan vidas, donde esta entrega va sobre sufrimientos (in) merecidos y soledades (no) elegidas.
Es en el terreno de las omisiones que cuestan vidas, donde estos Six Days tratan sobre lo cerca que están la espera, el silencio, la risa y el dolor.
Aquí la primera parte del ranking
Girvinia
/ 1 abril, 2012FANTASTICA….COMO SIEMPRE!!!!
Hurley
/ 1 abril, 2012Mi escena favorita de «Six Days» fue la escena en que George llora y les chilla al jefe y a Bailey delante de medio hospital. Cuanto echo de menos a George…
Calliope
/ 10 septiembre, 2012Celineee!! Volve, extraño tus Post It. Abro la pagina esperando tu actualizacion!